Crónica escrita por Jon Sánchez Molina.
Amanece lluvioso San Sebastián en este primer día de
festival, corro al autobús con el pelo mojado y los ojos pegados. Llego al
Teatro Victoria Eugenia, parece que la poca bruma que había se ha ido y busco
una cafetería, porque se viene un día duro. Estoy entusiasmado por cubrir este
70 aniversario del SSIFF, así que entro al teatro para ver la película
inaugural de la sección Perlak, Peter Von Kant.
La película la dirige François Ozon, director de
renombre con películas como la interesante '8 Mujeres', la genial 'Gracias a
Dios' o la conocidísima y también genial 'En la casa'. Esta vez se ha atrevido
con una adaptación libre de la obra maestra de Rainer Werner Fassbinder 'Las
amargas lágrimas de Petra Von Kant ', tarea suicida pero de la que sale airoso,
no sin renquear un poco. La película opta por transformar la película de
Fassbinder, sobre todo cambiando el sexo a los protagonistas. Ozon no se
complica y calca casi con exactitud los tiempos y cadencias narrativas del
director alemán, aunque llevando todo a un lugar visual mucho más académico y
accesible. Aquí no están los magistrales movimientos y encuadres que encontrábamos
en Petra Von Kant, por el contrario encontramos algo sencillo y efectivo que
sin mucho movimiento consigue plantear algo similar, sin llegar a las
profundidades psicológicas del texto de Fassbinder. No se complica y me parece
genial, opta por un melodrama más sencillo, menos cerebral pero con resultados
más o menos conformes a la idea base de sus imágenes. Es interesante como Ozon
se aleja de la violencia y la visceralidad de Fassbinder y convierte una obra
radical en imágenes mucho más pequeñas y ligeras, cinematográficamente acerca
la película a su mundo y mirada y aunque termina explotando no se contiene como
sí lo hacía Fassbinder. Lo que sí logra con creces Ozon es mover las ideas por
la escena y no resultar un ejercicio inane, a mí me interesa como juega aunque
al fin y al cabo Fassbinder solo hay uno. Servirá seguramente para disfrutar un
buen rato y acercarse a la obra maestra original, que eso es suficiente y creo
que una de las grandes metas de esta película.
Hay buen sabor de boca con la peli inaugural, pero todavía queda mucho trote y la próxima película está al caer, un pincho de tortilla y a coger fuerzas para volver al Teatro Victoria Eugenia.
Ahora me toca En Los Márgenes,
opera prima de Juan Diego Botto que se estrena en la dirección tras varias
películas como actor. Cine social y de denuncia, directo al hueso y retratando
con mucha mano uno de los grandes problemas contemporáneos en nuestro país y en
muchos lados del mundo. El trabajo precario y las técnicas abusivas de los
bancos desencadenan desahucios en masa, la película se centra en eso a través
de tres narraciones paralelas que funcionan como un compendio de vidas
cruzadas. Una persona que ayudando al necesitado descuida a su familia y otros
que no pueden salir del pozo por mucho esfuerzo que pongan. Dolorosa y sin
salidas. Y aunque cinematográficamente sea sencilla funciona de forma
exquisita. Sin embargo, creo que tiene un punto que puede hacerla caer para
mucho público, pues se regodea (o involuntariamente lo hace) en la miseria y la
pobreza para avanzar su protesta. A mí me funciona y estéticamente logra el
impacto necesario, lo que la hace ir como un tiro.
Hablemos de Broker. No debería de
ser sorpresa que uno de los directores más laureados de la actualidad, ganador
de la Palma de Oro y del premio honorífico del SSIFF haya dado otra película
genial. Suyas son obras maestras como 'Un asunto de familia', 'Still Walking' o
'After Life' por citar algunas, y con esta incursión en el cine Coreano no falla.
La trama nace enfrentando al espectador a la dudosa moralidad de los
protagonistas, limitando bandos y perfilando personalidades para desarrollar
con la cadencia de la que hace gala Kore-eda un jugosísimo juego de psicologías
y contrariedades que harán que todo tambalee desde los cimientos. No hay ningún
personaje que no haga honor a los entramados tan sesudos que plantea el
director, conflictivos con sus propios ideales y en última instancia grises y
perfectamente perfilados para que el espectador logre la empatía necesaria. La
orfandad, la familia, la paternidad/maternidad, y sobre todo ese sentimiento de
unión que hay entre extraños que se necesitan, también se nota una crítica al
gobierno coreano aunque desconozco el contexto social al que apela. Consigue
ser trascendente y compone desde la ternura escenas que se graban en la retina,
aunque no hay que esperar algo que no hubiese hecho anteriormente Kore-eda.
Como punto flaco... Creo que se excede en la duración y el clímax final se
alarga hasta la sobreexposición de lo que trata, llega un momento que conoces
la situación vital de cada uno como para no necesitar un final por cada
personaje. Cómo le habría favorecido el corte a negro unos minutos antes.
Respiro tras este atracón de horas de cine y como algo, me hace coger más fuerzas que antes y me acerco a descansar con unos amigos. En breve toca una de las películas que más ganas tengo en el día de hoy, y pisamos por primera vez en este festival el Teatro Principal.
Girasoles Silvestres puede ser la sorpresa del día. Su creador es Jaime Rosales, autor de varias de las películas más radicales que hay dentro del panorama cinematográfico español como la genial 'Tiro bat buruan(Tiro en la cabeza)' o la fantástica 'La Soledad'. Aquí Rosales se mueve en el drama de una joven madre soltera que intenta salir adelante con sus hijos mientras intenta seguir siendo la joven de siempre. Un tratamiento singular que comienza como un inofensivo y hasta cómico encuentro amoroso y va reflejando todos los problemas conyugales actuales. Violencia de género, maltrato psicológico y abuso total de poder; todo se desarrolla con calma y precisión, la toxicidad se palpa y la construcción narrativa va condensándose con cada pareja. Las elipsis son grandiosas, sintetizan perfectamente el propósito de la historia a la vez que se siente como un violento paso adelante, casi sin retorno. Todos los males aparecen y cuando más temía que a Rosales se le fuese la cabeza parece asentarla, un drama ejemplar que funciona como un reloj desde todas sus vertientes. Trabaja de forma exquisita las imágenes y las casas se sienten laberínticas y las paredes infranqueables, una auténtica pesadilla, cruda y real.
Salgo feliz de la película de Jaime Rosales, llena de cualquier crítico de cabecera que se os ocurra, pues era su primera proyección si no me equivoco. Apenas queda una hora para la última sesión. Pero no me ha dado tantas alegrías como las anteriores...
El desastre es real dentro y fuera de No
te preocupes, querida. Olivia Wilde, que se estrenó con la divertida 'Super
Empollonas', se aleja del terreno cómico y lleva a la gran pantalla una
distopía feminista que le sale... Sinceramente mal. Intenta cosas y tiene ideas
que podrían funcionar pero todo es tan ortopédico y acartonado que se queda en
nada. Parece querer alzar una voz que suena afónica y agónica, repite y repite
imágenes hasta empalagar y bordea el ridículo en muchos momentos. Una pena
enorme que el conjunto se vea tan lastrado por la mala ejecución de la idea y
las nulas ganas de plantear un par de preguntas en el set para saber si
"esto que contamos se sostiene", que como temía al principio, no se
sostenga. Florence Pugh es el estandarte que intenta manejar a la bestia
moribunda pero ella sola es incapaz, tampoco acompaña que Harry Styles haya
usado todas sus fuerzas en hacer una actuación tan "mediocre". El
diseño de producción y vestuario están bien por lo menos, pero el tedio y las
muecas acaban ganando.
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