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Hable con ella: Benigna polémica

Por Juan Casas Marí


Se abre el telón y aparecen dos mujeres y un hombre que aparta sillas de su camino. No se dice nada, pero ese espectáculo provoca reacciones al público que lo ve, ya sean de indiferencia o emoción que acaba en lágrimas ¿Cómo se llama la película?


La respuesta es Hable con ella(2003), escrita y dirigida por Pedro Almodóvar. Una película que a través de relaciones tejidas lentamente, construye un melodrama sobre la importancia de qué puede suponer una mujer para un hombre, tratando también temas como el enfrentamiento de la fe y la ciencia. Pero lo más impresionante es cómo Almodóvar abarca el amor, con un tratamiento realmente polémico que busca hacer pensar al espectador, ya sea sobre si las acciones de cierto personaje están justificadas e incluso que nos preguntemos si se excusa algo tan horripilante como es la violación.


Pero para hablar sobre la repercusión de esa acción hay que contextualizar mínimamente a los 4 personajes sobre los que gira la película: Marco, un redactor de guías turísticas al que le cuesta olvidar su pasado amoroso; Lidia, una torera, pareja de Marcos, pero que será víctima de una cornada que la dejará en coma; Alicia, bailarina que también acaba en coma por un accidente de coche en un día de lluvia; y, por último, Benigno, enfermero que se encarga de cuidar a Alicia. Éste último es sobre el que más me enfocaré debido a su gran protagonismo y sus decisiones a lo largo de la cinta.  

Benigno, a parte de ser el nombre del protagonista, es un adjetivo que significa pureza, bondad o comprensión, entre otros términos positivos. Vemos, por como cuida a Alicia, un mimo especial, debido a que está enamorado de ella, la quiere y sus intenciones y cuidados parecen puros e inocentes. Eso hace que idealicemos el amor que siente por ella, al fin y al cabo. ¿No nos gustaría que nos cuidaran de esa forma si nos pasara algo parecido? ¿No nos gustaría que nuestro amado se interesara por nuestras aficiones e incluso le gustaran? Son elementos con los que empatizamos fácilmente y hace que pasemos por alto algunas acciones poco habituales y tóxicas debido a su inocencia manifiesta. Además pasamos por alto su psicología, alterada por haber estado gran parte de su vida dándose a los demás, en especial a su madre. Una experiencia que le da la corazonada de conocer a todas las mujeres. También se lo pasamos porque creemos que puede derivar en algo sano, y no parece tener una mentalidad peligrosa. 


Pero bueno, oliéndonos la tostada o no, llega el golpe que derriba y cambia la película. Benigno ha violado a Alicia, bajo el pretexto de que la ama. Esa violación está introducida por un montaje paralelo entre una película de cine mudo y cómo Benigno se la cuenta a Alicia. Viendo la situación ya hueles lo peor, pero está plasmada de una forma tan sutil como mezquina y acaba resultando en darse cuenta de lo asqueroso de la acción cuando descubres la intención de la escena. La película continúa, pero Benigno sigue justificando lo injustificable y Marco le ayuda. Es aquí cuando pueden sembrarse dudas peligrosas. ¿La película se está posicionando con Benigno?


La escena con ese montaje paralelo indica lo contrario, no se muestra la violación, sino el momento previo a ésta, es la película muda “Amante Menguante” la que ilustra el proceso y el cómo lo ve Benigno en su cabeza, es decir, como un acto de amor correspondido por Alicia, pues en base a la “experiencia” del enfermero con las mujeres, se piensa que no lo dice, pero lo siente. Sin embargo, aún sabiendo más del porqué de sus intenciones, sigue doliendo que alguien aparentemente puro haya traicionado la concepción que tenían sus seres queridos sobre él. Esto hace que nos preguntemos algo que ya se ha preguntado anteriormente en la película, pero que no tiene respuesta ¿Si no podemos fiarnos ni de la gente buena, qué nos queda?


Ese dilema fue presentado a través de la familia de Lidia y su fe, pero se aplica tanto a la vida misma como a la película. Benigno tiene con Ana un dilema propio de los que tienen fe en una religión. Igual que Benigno se aferra a su amada, los creyentes se aferran a su creencia como si no hubiera mañana, pueden rezar y comunicarse con sus dioses a través de ciertos rituales, pero aunque notes una presencia o algo muy seguro que ellos te indiquen, no obtienes nunca una respuesta física y puedes acabar sintiéndote muy solo. Son inquietudes tremendamente humanas y entendibles, y más por nuestro segundo protagonista, al que le repugna que su amigo tenga la mentalidad de casarse con una paciente en coma, pero que aún así comprende a Benigno y le ayuda en lo que puede.


Eso se debe a que Marco empatiza con esa soledad que siente Benigno y le pasa factura. A él le parece horroroso lo que piensa Benigno, pero en términos de dar amor a una mujer, es todo lo que él no pudo ser ni es en sus relaciones. Marco no pudo dar el amor que debiera a Lidia debido a que estaba tan atrapado por su pasado que no apreciaba su presente. Y tras su ruptura repentina con la que iba a ser su nueva oportunidad en el amor y la recuperación de Alicia tras el coma, entiende por completo esa soledad y busca reparar sus errores intentando ayudar a su amigo enfermero incluso tras la muerte. Al fin y al cabo, a pesar de los dilemas morales que acarrean las acciones de los personajes, Almodóvar y sus protagonistas no buscan justificación, sino la comprensión de sus acciones.


Pero se vuelve a abrir el telón y hay dos personas, Marco y Alicia, que cruzan miradas y que puede que sientan una conexión especial, y que a través del pasado, se pueda desarrollar una nueva historia entre ellos más sana y esperanzadora en la que ambos personajes puedan volver a vivir y que no se cierre el telón . 







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