Por Paula García Castro
El hombre que mató a Liberty Valance (1962) está considerado uno de los últimos exponentes del western clásico. Este género, de los primeros en surgir y el primero en codificarse, está centrado en un marco temporal y geográfico muy concreto: segunda mitad del siglo XIX en los Estados Unidos. Las películas de este género se ubican en esta época fundamental para la historia norteamericana, retratando lo que a grandes rasgos sucedió: el desarrollo de la Guerra Civil Americana (1861-1865) causada por, entre otros factores, el problema de la esclavitud en el país que llegó a amenazar incluso la propia existencia de este; el fenómeno de la conquista y colonización del Oeste con el avance de la joven sociedad estadounidense hacia nuevos territorios, un movimiento que aumentará exponencialmente tras el fin del conflicto, y la consecuencia de esta expansión, las Guerras Indias.
Pero, como se ha dicho anteriormente, la película de 1962 de John Ford es uno de estos últimos westerns, replanteando los límites del género y marcando la voluntad y el deseo de ofrecer un mayor realismo, intentando dejar de lado la reconstrucción mitológica que se había hecho anteriormente de la figura del cowboy y del mito fundacional del país, el Far West, en el cine. Esta evolución del género es conocida como western crepuscular y no es casual que aparezca en la década de los 60 teniendo en cuenta el contexto histórico y algunos de los acontecimientos que sucedieron, tales como el fenómeno de la contracultura, los conflictos raciales o la Crisis de los misiles, la más peligrosa de toda la Guerra Fría.
La película “dramatiza las dificultades inherentes al establecimiento de un nuevo orden político basado en el estado de derecho” (LIVINGSTONE 2009, 217) a través del choque de personalidades de sus dos protagonistas: Tom Doniphon (John Wayne) y Ransom Stoddard (James Stewart). La confrontación entre ellos es causada por sus visiones tan diferentes, ya que mientras Doniphon defiende el poder de las armas y de la fuerza bruta manifestando que “las leyes no importan y los hombres deben resolver sus propios problemas”; Stoddard es un idealista que cree en la autoridad de la ley y en la reivindicación de la diplomacia y la democracia. En el curso de la narración, el primero perderá autoridad política mientras que Stoddard la ganará, poniendo fin al poder extralegal que representaba.
Licenciado en Derecho, el personaje de Stewart llega al pueblo de Shinbone por primera vez en una diligencia con la esperanza de encontrar en el Oeste fama, fortuna y aventuras, siguiendo el consejo de su padre. En su presente, la misma diligencia con la que llegó es ya muy antigua y está llena de telarañas, todo un símbolo de que aquel mundo pasado se encuentra ya en total decadencia. No obstante, la primera vez que aparece en pantalla (con su mujer y unos cuantos años después para asistir al funeral de Doniphon, la acción catalizadora de la película), llega en ferrocarril, medio de transporte transcontinental que se construyó especialmente a partir del fenómeno de expansión a Oeste. Es el símbolo de la modernidad y del desarrollo que ayudará a definir las fronteras del territorio y que transporta a Stoddard, otra representación de cambio y de la llegada de la civilización moderna para un pueblo regido por la anarquía, las armas utilizadas sin escrúpulo alguno y la fuerza del látigo de Valance.
Uno de los factores que explican la creación del mito del Far West y el protagonismo de forajidos como Liberty Valance es la falta de leyes en el territorio, cosa que hace que los más hábiles sean los que puedan triunfar y que “la justicia se administrara a punta de pistola, y también la injusticia y la violencia” (DOVAL 2019, 19). Esto también comportará que todo tipo de aventureros, malhechores, empresarios sin escrúpulos y personas desesperadas se sientan atraídas por la sociedad violenta y áspera que se estaba formando.
Paradójicamente, es la propia fuerza bruta la que al final acaba con ella misma en el film puesto que, aunque todos identifican al personaje de Stewart como el héroe que ha sido capaz de librar al pueblo de la constante amenaza que suponía Valance y es él quien adquiere la reputación de haberlo hecho, en realidad no es quien derriba al villano, es el tosco de Doniphon el que acaba con su vida, anónimamente y antiheróicamente, disparando a modo de emboscada (ROSS 1977, 84). A los espectadores les es revelado que el duelo entre el forajido y el hombre de leyes no fue más que una farsa de lo sucedido, una historia falsa pero que se ha convertido en leyenda. Esto también habla de la importancia que tuvo la prensa en la construcción de la democracia estadounidense.
Otros elementos que sorprenden es que, a diferencia de las películas del western clásico en las que el “héroe” rara vez es visto haciendo algún tipo de trabajo, y mucho menos doméstico, en El hombre que mató a Liberty Valance podemos verlo incluso fregando platos. Además, hay una visión decadente de todos los personajes que también se manifiesta visualmente en la postura corporal de este “héroe” interpretado por Stewart, a quien vemos encorvado y recogiendo torpemente un filete y su revólver en el duelo final.
Por otro lado, también hay que tener en cuenta que es una película de interiores, una película urbana donde el escenario principal es un pueblo y no las llanuras o los maravillosos paisajes de Monument Valley. Así, es de alguna manera la propia civilización, representada en la palabra de un hombre y su visión de la ley y el orden, la que se enfrentará a la fuerza bruta impuesta por la pistola (BRAUN 2011, 191). Es notable imaginar al mismo John Ford en un plató interior para explicar la decadencia de un género que él siempre había rodado en diferentes parajes naturales, iniciando así el crepúsculo de los cowboys cinematográficos.
Para concluir, siguiendo el ejemplo de Ford, posteriormente otros directores mostrarían el fin del Oeste, como Sergio Leone y Sam Peckinpah que realizarían una desmitificación del género. Especialmente es este último director quien muestra el declive con una crudeza absoluta y realizando una reflexión moral sobre la violencia.
-Bibliografia
- Braun, C. R. (2011). “Capitalism in Six Westerns by John Ford”, The Journal of Economic Education, nº42, vol. 2, 181–194.
- Doval, G. (2009). Breve Historia del Salvaje Oeste. Madrid: Ediciones Nowtilus.
- Livingstone, D. W. (2009). “Spiritedness, Reason, and the Founding of Law and Order: John Ford’s The Man Who Shot Liberty Valance”, Perspectives on Political Science, 217–227.
- Ross, T. J. (1977). 'Death and deliverance in the western: From “the Virginian”; to “the man who shot Liberty Valance.' Quarterly Review of Film Studies, nº 2, 75-87.
Maravilloso artículo sobre no ya unos de los mejores western de siempre,si no de una de las más grandes películas de la historia.👏🏻👏🏻👏🏻
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