Pier Paolo Pasolini: El arte de la provocación
Jon Sánchez Molina
Bolonia, Italia, en 1922 nació un
hombre que cambió el cine con su forma de ver y afrontar la vida; poeta,
escritor, actor, filósofo, novelista, pintor, figura política y director: Pier
Paolo Pasolini. Un artista ambivalente del que indagaré en su vida con relación
a su paso por el mundo del cine, en concreto en su filmografía y cómo
evolucionó su obra desde su ópera prima ‘Accattone’ hasta su controvertida
‘Saló o los 120 días de Sodoma’, la cual, en cierto modo, se sospecha que provocó el
asesinato del maestro en la playa de Ostia en la noche del 2 de
noviembre de 1975.
Su primera obra ‘Accattone’ (1961) donde Pasolini nos presenta un tema que será
recurrente en su obra: el amor a la vida y el neorrealismo tomando como
protagonistas a personas de la clase baja. Aquí nos muestra una sociedad
derruida, un retrato de los bajos fondos Romanos en el que el protagonista no
contempla pasar por el yugo de la sociedad actual, negándose a cualquier cosa.
Ciertas situaciones le hacen replantearse su condición, es ahí donde Pasolini
pone a su personaje a reflexionar sobre su posición social y hace que cambie su
vida. Esta película tiene un estilo muy marcado tanto por la representación
realista de sus personajes y por darles protagonismo a personas no
representadas normalmente en el arte, que en este caso son los lumpen y los
marginados. Se podría comparar con casos más recientes, como el cine de
Almodóvar, que utiliza a personajes extraños o salidos de lo canónico o también
a la más reciente ‘Parásitos’ (2019) la cual pone en el foco a los lumpen.
Después de ‘Accattone’ (1961), Pasolini diluye su mensaje, antaño en grandes
rasgos positivo, acercándose a los lumpen no de forma tan juguetona. Así nace ‘Mamma Roma’ (1962), una obra que se
centre de nuevo en una familia pobre monoparental, madre e hijo, pero esta vez
su tono se oscurece algo más haciendo así una afilada crítica hacia la
situación política del momento. Pasolini critica el capitalismo a partir de los marginados que quieren
introducirse en el sistema económico realizando engaños y trampas. Establece la
corrupción y la decadencia del sistema en los deshechos de este.
Estas 2 magníficas películas muestran la cotidianidad y se
centran en personajes marginales rodeados de pobreza y delincuencia. Son
películas que en su gran crítica política presentan a estos personajes con
cierto humor negro y risueños, muy dicharacheros con la vida que llevan, que es
nada más y nada menos por culpa de la posguerra y el capitalismo.
La tercera película rompería los
esquemas que traía anteriormente con la pobreza y la gente menos favorecida. ‘El evangelio según San Mateo’ (1964)
fue una verdadera revelación para el mundo, sobre todo teniendo en cuenta que
Pasolini se posicionaba como ateo convencido. Esta película no se centra
únicamente en Jesús como un ser divino, sino que lo muestra como un ser apegado
al mundo real, alejado de todo idealismo y romantización de su figura. En esta
obra Pasolini muestra a Jesús como una persona fea, delgada y de apariencia
triste y desangelada, pero saca su belleza haciendo que lo feo sea atractivo.
La cinta transcurre en un región decadente y desolada, pero a la vez muy bella,
mostrando una dicotomía entre el sufrimiento y la belleza de la vida. El mito
nunca había pisado tan cerca de la realidad.
Su paso siguiente será significativo y curioso, por donde se sitúa dentro de su filmografía. Hablo de ‘Pajaritos y Pajarracos’ (1966). Aquí, se puede ver una avance extraño para su trayectoria y es la necesidad de volver a sus orígenes. En esta película realiza una especie de tregua entre sus dos etapas, la iniciada por su adaptación de la vida de Jesús, y la protagonizada por los marginados de los extrarradios de Roma, mostrando sus ideas políticas a través de una comedia manchada de fantasía. Una obra que muestra un intento de escapar de sus nuevos caminos para volver atrás.
En su próxima obra, ‘Edipo Rey’ (1967), Pasolini mezcla
realidad con ficción como ya lo había hecho en su película anterior, pero esta
vez con un paralelismo entre la tragedia griega de Sófocles y la vida de una
familia en Bolonia. Con esta historia Pasolini muestra la búsqueda de la verdad
y la inexorabilidad del destino en una película que adapta la tragedia griega,
pero no sin mostrarnos ciertas obsesiones del director. Aunque el aspecto más
impresionante de la obra de Pasolini es la presentación de la misma, al
tratarla no sólo como el destino, sino como un gran juego en el que Edipo se va
creando un camino entre los diferentes obstáculos, dejando atrás el azar y
convirtiéndose en alguien temido. No es casualidad este enfoque de la obra,
pues Pasolini hace una comparación directa con el fascismo haciéndonos ver que
estar dentro de un régimen maligno no te da la potestad de hacer el mal, al
menos no sin sus consecuencias.
Tras la adaptación de ‘Edipo Rey’ (1967), Pasolini se dio a
conocer mundialmente con ‘Teorema’
(1968), que supuso un golpe sobre la mesa en el mercado mundial y enamoró a
crítica y público. Está claro que no fue a propósito, pues puede ser una de las
películas más diferentes del maestro italiano. La obra nos muestra a una
familia burguesa de mediados de los 50-60 relativamente perfecta, pero con una
carencia de amor y vitalidad enormes. El punto de inflexión es la figura de un
joven perfecto, un ángel caído del cielo que llega por arte de magia a la
familia, y tras su paso por esta, consigue su cometido, mostrarles su verdadera
vida, carente de todo lo que creen que poseen. La frase -ha pasado un ángel- se
podría extrapolar aquí de forma magnífica, la incomunicación se aposenta en la
familia, y la ahoga. Después de afectar en los 4 miembros de la familia y
desaparecer sus vidas se vuelven a un sin sentido. Cada uno de los familiares
busca refugio en su mente, pero esta también está desolada. Pasolini muestra una
degradación en todos y cada uno de ellos que les va golpeando de manera
diferente. Además de tener una gran fuerza religiosa, no hay que confundirla
con su mensaje original, Pasolini hace una oda a la vida y al amor. Lo que la
obra muestra es la necesidad de cariño y atención humana, lejana al estatus
social al que pertenezca, esto es impagable. La película no nos lleva a buen
puerto, nuestros personajes terminan sumergiéndose en su vacío existencial
absoluto y se alejan completamente de la sociedad que les rodea. Pasolini
muestra su visión humana, una vez más, pero por medio de mostrar cómo podría
ser la vida sin el cariño y la interacción.
El éxito cosechado por ‘Teorema’ (1968) dio pie a una película
que se podría entender como una secuela, una obra que se caracteriza por ser lo
contrario a la anterior y mostrar lo peor de la raza humana y los deseos más
ocultos. Hablo de ‘Pocilga’ (1969)
la que sería una de sus obras más controversiales hasta el momento. Pasolini
mezcla 2 historias en paralelo, ambas se situaban en un pasado incierto pero
cada una es significativa de una época diferente. Las historias son por un lado
un joven que rechaza casarse como protesta hacia los negocios de su padre con
los nazis, y por el otro la historia de un caníbal que busca humanos para comer
. Pocilga habla de la deshumanización
de la raza humana, llevándola a los límites más primitivos posibles. Tanto el
canibalismo como la zoofilia son los problemas principales de esta obra tan
retadora. Pasolini no es ningún iluso y su historia más “humana” la crea a
través de muchos diálogos en los que se pueden vislumbrar ciertas corrientes
políticas. La moraleja de la historia se podría resumir en que todos los males
recaen sobre ti si no eres bueno con nada ni con nadie.
En ‘Medea’ (1969) Pasolini vuelve a adaptar un mito griego, esta vez
la famosísima historia de venganza de Medea, la cual al ver a Jason irse con
Glauce decide matarla a ella y a su padre Creonte y acto seguido asesinar
también a sus 2 hijos (también hijos de Jason) para que él sufra lo que ella
sufrió. Pasolini abandona en muchos momentos el mito haciendo así una película
que no copia literalmente lo ocurrido, sino que se adapta a un pensamiento
diferente. Medea tiene a mi entender 2 puntos importantes a destacar. La
comparación de la coexistencia de 2 mundos, como serían la civilización moderna
y la barbarie del mundo antiguo representadas por Corinto y Cólquide
respectivamente. El segundo punto choca con el primero al mostrarnos la
naturaleza de Medea, una mujer de Cólquide que por amor “cambia” y se asienta
en Corinto pero que los hechos que acontecen hacen que salga su verdadera
personalidad. No es casualidad que todo lo que ocurre sea tan exagerado en el
mito griego pues Medea se siente una mujer diferente e inadaptada. El hecho es,
que toda esta reflexión es extrapolable a la actualidad donde al extraño se le
señala y se le veja por ser diferente al resto, dentro de la tragedia también
contaba la suya propia y la de mucha más gente. Pasolini era activista y
comunista y por si esto fuera poco, también era homosexual, algo que en la
Italia de su época no era plato de buen gusto, esta obra se puede entender como
una muestra más de su persona e inquietudes.
En 1971 comienza su tan alabada trilogía de la vida, compuesta por: ‘El Decamerón’ (1971), ‘Los Cuentos de Canterbury’ (1972) y ‘Las mil y una noches’ (1974). Pasolini
solía decir esto sobre su trilogía - “la marca que ha dominado toda mi
obra es el anhelo de la vida, esta sensación de exclusión, que no disminuye,
sino que aumenta el amor a la vida.”- esa frase es perfecta para definir esta maravillosa
colección de tres películas. Las 3 obras vienen de una adaptación a varios de
los libros de cuentos más importantes de la historia, adaptaciones a ratos
fieles y a ratos libres. Pasolini, a través del sexo, el arte y el amor, nos
transporta a una época antigua en la que podemos ver una idealizada visión del
todo. La obra critica a la iglesia y a la política y una de las visiones más
idealizadas de todo es presentar ese antiguo mundo sin dueño ni dios, sin
burguesía ni explotación. En toda la obra de Pasolini el sexo cumple una
función clave, pero de diferente impacto en cada uno de los momentos. Pasolini
muestra el acto sexual como algo de mera diversión y desinteresado, un acto de
espontaneidad entre la gente más de a pie, no como un acto que genera intereses
entre ambas partes.
Cada película tiene un desarrollo diferente, la visión poética y lírica de Pasolini hacen que todo se vuelva arte y en cierta manera él lo representa en sus películas. En El Decamerón Pasolini actúa en el papel de un aprendiz que está dibujando un fresco en una iglesia y que con la falta de ideas sale a impregnarse de la vida del pueblo al mercado, eso hace que luego todo se vea reflejado en la obra. Este personaje es en cierta manera el mismo Pasolini haciendo eso en su día a día y después plasmándolo en su obra. En Los cuentos de Canterbury, Pasolini se pone en el papel del escritor del libro en el que se basa. De nuevo, aquí, su personaje comienza escribiendo la historia de la película para concluir con él mismo terminando de escribirla. Aunque es curioso ver como en la última de las 3, Las mil y una noches, no aparece; el hecho de que no aparezca tiene una gran explicación con la situación de su vida personal. La obra no es solo una despedida de la trilogía sino del camino que separa a Pier Paolo Pasolini de Ninetto Davoli. El característico actor con su particular cara de joven que lo acompañó durante 10 años; este se casaba y se separaba de él. Esta situación se ve implícita en la historia, concretamente en el personaje de Ninetto Davoli que dejaba a su prometida por haberse enamorado de otra mujer.
Todo cambió con su próxima y última
película, un testamento fílmico que se convertiría en una de las películas más
duras de la historia del cine, una obra censurada en infinidad de países. Una
de las producciones con más libertad a la hora de mostrar lo inenarrable y de provocar
a las masas, hablo, está claro, de la película más controversial de la
historia, ‘Saló o los 120 días de
Sodoma’ (1975). La obra maestra de Pier Paolo Pasolini hizo temblar a mucha
gente por lo que muestra y como lo hace; vemos en esta película a un director
sin esperanza, ni en nada ni nadie, un alma apenada que intenta dar un
importante mensaje a las masas y recurre al impacto. Pasolini decide adaptar al
Marqués de Sade a la gran pantalla, opta por situar los acontecimientos en el
régimen fascista de Benito Mussolini, concretamente entre los años (1943-1945)
cuando Italia era un títere nazi, este régimen se conocería por el nombre de
Saló. Pasolini muestra el peligro del fascismo y cómo hay que evitar a toda
costa que cualquier régimen o institución consiga tener tanto poder como para
doblegar las vidas humanas a su antojo. Nunca más en la historia se debería de
permitir un atentado igual contra la raza humana. La obra no juega con el azar,
pues hasta los cuatro tiranos se ponen unos motes “graciosos”, Pasolini no se
esconde al nombrar a cada uno de los cuatro con nombres clave de la época
fascista del país; El Duque, El Obispo, El Magistrado y El Presidente.
La película transcurre en una gran
mansión alejada de todo, en la que los jóvenes anteriormente secuestrados son
avisados de que desde ese preciso momento no existen en el mundo y que
cualquier desobediencia supondrá la muerte. El maestro italiano sitúa la
película como una especie de infierno, de forma que enfoca la historia por
capítulos que se entienden como cuatro círculos de castigo en el infierno de
Dante. La mirada del espectador es fría e inerte, no te da opción a nada al no
crear un dinamismo visual, sino que muestra un escaparate en el que el
espectador ve cómo se van consumiendo los jóvenes, una clara muestra de cómo
los gobiernos buscan la sumisión y derrota de los subyugados. Los jóvenes son
despojados de toda humanidad cuando los tiranos los tratan como a basura, los
vejan y destrozan tal y como hace la sociedad actual, todo lo que se muestra
lleva un mensaje político, nada sale del azar o es mera provocación. Los
círculos se van cerrando, los días se convierten en bucles insoportables que
transcurren por medio de violaciones y todo tipo de daño físico y mental. La
coprofagia es la catarsis de la obra, el punto de no retorno en el que los
placeres más retorcidos de los tiranos se ven aflorar, esto muestra un
paralelismo social el cual nos quiere decir que una vez sumisos somos capaces
de tragar cualquier cosa. Cuando la obra llega a su culmen Pasolini muestra lo
inevitable, lo acontecido ahí solo se puede borrar de una forma y es arrancando
los problemas de raíz. Una noche los tiranos se dan cuenta de que la
desobediencia se cierne entre sus sumisos y que hasta un comunista se ha colado
entre los guardias. Esta rebelión es mostrada tal y como ocurre en la realidad,
poco a poco todos se hartan hasta explotar, aunque en esta ocasión no se
efectúa, y los fascistas terminan con todo a través de las torturas y los
asesinatos. Cuando la gente se vuelve contra ti, vuélvete tú contra la gente.
Esta revisión de la historia próxima de Italia fue peligrosa, pues lo que
Pasolini mostraba era ficción, pero todo lo que transmitía era real, fue un
aviso y un recordatorio necesario para el mundo. Muchos la malinterpretaron
hasta tachando la obra de fascista cuando muestra todo lo contrario, la
desgracia más grande fue que el maestro Pier Paolo Pasolini nos dejara. Días
antes del estreno de su película apareció asesinado en la playa de Ostia en Lacio,
nunca se supo esclarecer cuáles fueron las razones del asesinato, aunque lo más
probable es que fuese un tema político, Saló
o los 120 días de Sodoma no sentó bien en el país, pero Pasolini nos dio
una película que perdurará en el tiempo al igual que toda su vida, pensamiento
y obra.
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